La esperanza de vida de las mujeres es más alta y esto se refleja en las estadísticas en términos absolutos. Sin embargo, los pueblos envejecen y se masculinizan. Pero, ¿cómo se explica este fenómeno que a priori puede parecer contradictorio con el primero? La clave está en hacer un análisis de los datos por grupos de edad. Y de ahí se desprende que el éxodo rural de ahora es cosa de mujeres. Algo que pone en peligro la supervivencia de muchos pueblos.
Según un estudio de la Fundación La Caixa, la tasa de permanencia de las generaciones jóvenes e intermedias en los municipios rurales españoles es cada vez más baja y la emigración se escribe en femenino. De media, las zonas rurales aragonesas registran 79,7 mujeres por cada cien hombres. Y en algunas provincias, como la de Teruel, la diferencia es aún mayor. La existencia en el medio rural de mercados laborales más restrictivos y las mayores dificultades de las mujeres para la movilidad debido a la asunción de roles tradicionalmente femeninos como el cuidado de niños o la atención a dependientes explican esta situación.
Luis Camarero, doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED, es el coordinador del estudio 'La población rural de España. De los equilibrios a la sostenibilidad'. "Cuando se observan los datos en bruto siempre hay mayor número de mujeres que de hombres porque la esperanza de vida es mayor. Si se ve por grupos de edades, sucede lo contrario", explica Camarero.
Y las consecuencias de esta masculinización y del envejecimiento son graves: "El problema está sobre todo en la formación de nuevas familias y de cara a las expectativas de quienes se quedan en los pueblos. Es una situación difícil para el desarrollo de estrategias vitales a largo plazo", añade el coordinador del estudio.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística del último padrón (2008), el número de hombres en Aragón es de 664.403 y el de mujeres de 662.515. Por provincias, solo Zaragoza tiene más mujeres que hombres (481.636 frente a 473.687, respectivamente). La diferencia más notable se da en Teruel, donde hay 75.777 hombres y 70.547 mujeres.
Teruel es la más 'masculina'
Precisamente la provincia turolense es la que tiene el índice de masculinización más elevado de la Comunidad y ocupa el segundo puesto en el ranquin por provincias, solo por detrás de Burgos (71,8). En Teruel, el índice es de 75,7. Este dato contabiliza el número de mujeres y hombres de entre 30 y 49 años (la denominada generación soporte) en municipios de menos de 10.000 habitantes. Un valor cien indicaría una situación de igualdad. Por debajo de esta cifra, supone una masculinización que es inversamente proporcional, es decir que cuanto más bajo es el índice mayor es la diferencia.
En Huesca y Zaragoza, este índice es del 80,6 y el 80,8, respectivamente. En general, en la población rural española (que supone la quinta parte de la sociedad) hay, de media, 87,6 mujeres por cada cien hombres.
La emigración femenina se ve alentada por las oportunidades educativas y laborales que ofrecen las áreas metropolitanas frente al entorno rural. Además, hay que sumar las deficiencias de servicios básicos sanitarios, educativos y de transporte que padecen muchos pueblos, lo que impide la conciliación laboral y familiar.
Y todo esto tiene su reflejo en las estructuras familiares del mundo rural. Según el estudio, las tasas de hombres que viven solos o que aún viven con sus padres llegan al 12% y al 30%, respectivamente, y duplican a las de las mujeres. En cuanto a ellas, un 76,8% de las que habitan en municipios rurales conviven con su pareja, y un 70% tiene hijos, mientras que solo el 51,6% de los hombres viven en pareja y únicamente el 45,4% tiene descendencia.
Aragón, muy envejecida
"El envejecimiento se produce por la emigración de gente joven y por la situación de masculinización: hay menos familias y, por tanto, la natalidad se reduce", apunta Luis Camarero. Además, Aragón es la cuarta comunidad con un índice de sobreenvejecimiento más alto. El porcentaje de mayores de 69 años en municipios menores de 10.000 habitantes llega al 20,6%, una cifra que solo superan Galicia, Asturias y Castilla y León. La media española de este índice de sobreenvejecimiento está en el 16,4%.
"El caso de Aragón es extremo. Es fácil encontrar municipios donde más de la tercera parte de la población tiene más de 70 años, llegando a ser testimonial la presencia de gente joven", añade el coordinador del estudio. Además, en la Comunidad destaca que hay una peculiaridad: la presencia de nuevos residentes y de inmigrantes en las zonas mineras es mayor, pero no se asientan por lo que tampoco contrarrestan los crecientes desequilibrios demográficos. En el conjunto del país, los residentes neorrurales representan más del 17% de la población de estas zonas y los extranjeros, más de un 6,7%.
Una de las consecuencias del sobreenvejecimiento rural es que genera elevadas tasas de discapacidad. Alrededor de 750.000 habitantes rurales pueden considerarse grandes dependientes, incapaces de valerse por sí mismos o de desplazarse de forma autónoma.
Aunque la situación de envejecimiento no es exclusiva del ámbito rural, ya que en el urbano se da con menor intensidad, en los pueblos se suma la gran dispersión de las infraestructuras y de los servicios asistenciales en el entorno rural. Esto provoca que el cuidado de las personas dependientes se gestione desde el ámbito doméstico y familiar, condicionando la emancipación residencial y las trayectorias laborales de las mujeres.
"En el medio rural, la atención a la dependencia se inserta en el seno de la familia y se encarga de ello la generación soporte, esa población activa que cría a sus hijos y también tiene que cumplir con sus compromisos sociales...", explica Camarero. Y esto contribuye aún más al desequilibrio.
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